La preparación más importante para la muerte

Desde la antigüedad, quienes tenían muchos recursos económicos compraban porciones de tierra, para tras la muerte enquistar en una cueva el cuerpo de ellos o de sus seres queridos, como parte de su preparación personal o familiar para ese funesto momento, el enterramiento.

En la actualidad, cada vez hay más personas que adquieren planes funerarios, tanto para ellos como para sus familiares cercanos. Parte de esta gestión implica establecer sus preferencias para cada uno de los momentos durante el proceso funeral, y, en algunos casos, pagan por adelantado para aliviar a sus familiares de algunas de estas decisiones. Estas personas ven la planificación del funeral como una extensión de la planificación de su herencia y testamento.

Por esto hay empresas funerarias que brindan diferentes opciones, a los fines de que las personas se preparen y planifiquen como desean ser sepultados, así como también, de qué modo desean que se realicen sus honras funerarias.

Algunas empresas que ofrecen servicios funerarios para planear un funeral recomiendan:

  • Comunicar la defunción.
  • Pensar en la ceremonia funeraria.
  • Analizar distintos presupuestos.
  • Asignar a un responsable de los gastos.
  • Organizar los detalles de la ceremonia.
  • Planificar el traslado de la familia.
  • Decidir la publicación de un obituario.
  • Pensar en una reunión conmemorativa.

No olvide informarle a su familia cuáles son sus planes, y dígale dónde se encuentran los documentos correspondientes. Si su familia no está al tanto de los planes que usted hizo con anticipación, tal vez no puedan cumplir sus deseos, y, además, si sus familiares no saben que usted pre-pagó el costo de un funeral, pueden terminar pagando nuevamente por los mismos arreglos. Quizá desee consultar a un abogado para que lo asesore sobre la mejor manera de garantizar que se cumplan sus deseos.

Y es que al parecer el ser humano olvida hacer la preparación más importante para la muerte. Mientras escribo para ustedes, llega a mi recuerdo una historia que se relata en la Biblia, en el segundo libro de Reyes capítulo 20, cuando Dios prolonga la vida de Ezequías. 

“En esos días, el rey Ezequías se enfermó gravemente y estaba por morir. El profeta Isaías fue a visitarlo y le dijo: “Dios dice que vas a morir, así que arregla todos tus asuntos familiares más importantes.  Entonces Ezequías volvió su cara hacia la pared y oró a Dios así: ‘Dios mío, no te olvides de que yo siempre he sido sincero contigo, y te he agradado en todo’. Luego Ezequías lloró con mucha tristeza.  Isaías lo dejó, pero antes de salir al patio central del palacio, Dios le dijo: ‘Vuelve y dile al rey, que yo, el Dios de su antepasado David, escuché su oración y vi sus lágrimas. Dile que voy a sanarlo, y que le daré quince años más de vida. Dentro de tres días ya podrá venir a mi templo para adorarme. Además, por amor a mí mismo, y a David, quien me fue fiel en todo, salvaré a Ezequías y a Jerusalén del poder del rey de Asiria’. Isaías fue y le dio el mensaje a Ezequías. Luego ordenó preparar una pasta de higos y que se la pusieran a Ezequías sobre la parte enferma para que sanara”. 

Dios le concedió una extensión de sus días de vida a Ezequías, sin embargo, en vez de aprovechar la oportunidad para conciliar sus cuentas y reconciliarse con Dios, usó su tiempo de gracia para engrandecerse y alabar sus bienes materiales.

En este sentido, Elena White en el libro Profetas y reyes, capítulo 29 escribió: “Si Ezequías hubiese aprovechado la oportunidad que se le concedía para atestiguar el poder, la bondad y la compasión del Dios de Israel, el informe de los embajadores habría sido como una luz a través de las tinieblas. Pero él se engrandeció a sí mismo más que a Jehová de los ejércitos. Ezequías no pagó conforme al bien que le había sido hecho: antes se enalteció su corazón, y fue la ira contra él, y contra Judá y Jerusalén.”

Debemos tomar en cuenta que hay una preparación mucho más necesaria, por no decir urgente, que debemos tener presente efectuar, por encima de cualquier otro apresto, ya que todos la debemos hacer, la espiritual. Para ello tengo algunas sugerencias:

  • Habla con Dios cada día, por medio de la oración. Entrégale tu pasado, presente y futuro.
  • Busca ayuda espiritual.
  • Lee la Biblia con diligencia
  • Busca una iglesia donde congregarte
  • Comparte con otros las bondades que has recibido por parte de Dios.

Inicia tu preparación a la mayor brevedad posible, ya que de algún modo implica la utilización del recurso tiempo. Lo que necesitaremos entonces no se puede comprar ni pedir prestado, no se almacena, y es preciso utilizarlo con regularidad y frecuencia. Para esto Dios nos da cada día la oportunidad de conciliar nuestras cuentas con él. Ojalá que podamos aprovechar cualquier circunstancia, y a diferencia de Ezequías, mostrar las grandezas del Eterno, para que otros puedan agregarse a los que han de ser salvos.

Francisco David Williams, posee un Máster en Terapia Familiar y de Pareja de una Universidad Nacional Evangélica, UNEV. Diplomado en Administración de Recursos Humanos, en el Instituto de Psicología Industrial Dominicana, 2001-2002.


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